El creciente proceso de urbanización mundial – se prevé que dos de cada tres personas vivirán en pueblos y ciudades en 2030 – recuerda a la vieja “ecuación” que indica que cada vez que un pequeño agricultor migra a una zona urbana se genera un productor de alimentos menos y un consumidor más.
Esa ecuación repercute especialmente en los países en desarrollo, donde los pequeños agricultores producen entre 60 y 80 por ciento de los alimentos
Pastores masai de Kenia llevan su ganado al mercado local. |
También afecta las condiciones de vida en los centros urbanos, ya que impacta negativamente en las políticas destinadas a lograr la sustentabilidad de las ciudades, un tema que estará muy presente en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, más conocida como Hábitat III, a celebrarse en Quito del 17 al 20 de este mes.
Para evaluar el impacto que tiene la migración rural en la producción de alimentos IPS entrevistó a Peter Wobst, asesor del Programa Estratégico para la Reducción de la Pobreza Rural de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Por lo tanto, la FAO ha estado trabajando para crear medios de subsistencia alternativos y sostenibles en las zonas rurales, con un enfoque especial en las mujeres y los jóvenes, y aprovechar el potencial de desarrollo de la migración interna e internacional”, expresó Wobst.
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