dimarts, 28 de febrer del 2017

Empresarialización de la Democracia. Votos, dinero y poder


Los años ´90 fueron cruciales para asociar de manera virtuosa la empresa y la política. La caída del muro y la mundialización de las finanzas y el comercio permitieron a la empresa y a los empresarios construir un nuevo lugar en la escena política. Lo que en décadas anteriores hubiese despertado sospechas, contrariedades y rechazos se transformó en una virtud. Allí había una experticia de cómo entender el desarrollo de la economía y cómo hacer del Estado una maquinaria “sin derroches”. El neoconservadurismo reactualizó la asociación virtuosa entre empresario y gestión política eficiente. ¿Quién mejor sabría cómo cuidar los ingresos y como transformarlos en rentabilidades?




El neoconservadurismo se empresarializó en las últimas décadas. Amplió la clase política con nuevos actores, los sacó del “lobby” y los colocó como posibles gestores de la vida estatal y pública.

Pese a este nuevo imaginario debemos indicar que la mayoría de los presidentes de los años ´90 no provenían del ámbito empresarial (Cardoso, Menem, Fujimori, Salinas de Gortari, etc.), tendríamos que esperar hasta inicios del siglo XXI para ver la realización de este proceso. Tal vez, podríamos decir que este proceso de empresarialización del espacio público comenzó en los clubes de fútbol, los cuales sirvieron de plataforma para lanzarse a la política europea y latinoamericana: Berlusconi (dueño del Milan), Macri (Presidente de Boca Juniors), Cartes (Presidente de Libertad) y Piñera (dueño del Colo Colo)

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