dissabte, 23 de setembre del 2017

La basura tecnológica del primer mundo contamina la sangre de los africanos


La sangre de los inmigrantes africanos que llegan a Canarias, con independencia de su país de origen, está contaminada por vanadio a niveles desconocidos en occidente y también por trazas de cobalto, arsénico, níquel... Es rastro de la basura tecnológica que el primer mundo envía a África.

Un reciente informe del Banco Mundial pone de relieve que cualquier instituto de Secundaria del primer mundo tiene más ordenadores de los que pueden reunir todos los hogares juntos de una sola ciudad importante de Sierra Leona o Guinea Bissau.




¿Cómo es posible entonces que las concentraciones en sangre de metales tóxicos presentes en la alta tecnología estén al nivel del mundo rico o, incluso, como ocurre con el vanadio, en cotas solo observadas entre los obreros de una factoría austríaca de ese metal?

Esta una de las paradojas que diez investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y el Hospital Insular se propusieron abordar en el estudio que acaban de publicar en la revista “Environmental Pollition” sobre los metales tóxicos que se encuentran en la sangre de los inmigrantes africanos que han llegado en los últimos años en patera al archipiélago.

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