dimarts, 13 de setembre del 2016

PERÚ: La cultura de la violación

Hace poco la congresista Indira Huilca afirmó que el Perú es un “país de violadores” y varios se rasgaron las vestiduras. Entre otros argumentos, se dijo que era una generalización grosera y no faltó quien hiciera proyecciones cuantitativas para defender el honor de los hombres peruanos (¡#Niunomenos!), desestimando la llamada de atención sobre la gravedad de un problema cuyas principales víctimas son mujeres.





De hecho, la violencia sexual en el Perú es endémica. La violación que seis sujetos perpetraron contra Lucy (15) en Ayacucho, desgarrándola hasta matarla, forma parte de una problemática que no es excepcional. Según un estudio de Jaris Mujica (2011), somos los primeros en Sudamérica en denuncias por violación. Sin embargo, no basta con hablar de cantidad, urge visibilizar y cambiar lo que está a la base: una sociedad con una cultura de la violación íntimamente asociada con la organización de las relaciones de género y la sexualidad.

Como dice Virgine Despentes (2007) “Nos obstinamos en hacer como si la violación fuera algo extraordinario y periférico, fuera de la sexualidad, evitable. Como si concerniera tan sólo a unos pocos, agresores, y víctimas, como si constituyera una situación excepcional, que no dice nada del resto. Cuando por el contrario, está en el centro, en el corazón, en la base de nuestra sexualidad”

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