Los campos de refugiados están repletos y solo se le suele permitir la entrada a los niños y mujeres, esto provoca que los hombres busquen refugio en almacenes deshabitados en el centro de Belgrado, capital serbia.
La mayoría de los hombres en Belgrado viajan a la frontera con Hungría una o dos veces por semana para intentar cruzar pero cualquiera que sea localizado a 8 kilómetros de la frontera es devuelto, informó el afgano Burhan Zadran.
Estas personas procedentes de Afganistán, Irak o Siria, países agredidos por el imperialismo occidental y sus aliados, conforman las 7.000 que están en Serbia, país que hace frontera con Hungría.
Los refugiados sobreviven a temperaturas de 20 grados bajo cero. En campamentos improvisados viven mientras trabajadores humanitarios les proveen alimentos.
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